Este domingo, Gustavo Petro y Francia Márquez asumieron como nuevos presidente y vicepresidenta, respectivamente, de Colombia.
«Juro a Dios, y prometo al pueblo, cumplir fielmente la Constitución y las leyes de Colombia», dijo el nuevo mandatario al juramentarse en una ceremonia protocolaria que tiene lugar en la emblemática Plaza de Bolívar.
Tras asumir, Petro tomó juramento a Márquez, quien lo hizo por sus «ancestros y ancestros, hasta que la dignidad se haga costumbre».
Espada de Bolívar
La primera decisión de Petro tras asumir el mando fue ordenar a las Fuerzas Armadas llevar hasta la ceremonia la espada de Simón Bolívar, algo que no había sido autorizado por el ahora expresidente Iván Duque por razones de seguridad.
La reliquia histórica fue robada en 1974 por la guerrilla armada M-19, de la que formó parte Petro, y fue devuelta tras su desmovilización en 1991.
En su discurso, el nuevo mandatario comenzó destacando la importancia que tenía para él que en su investidura estuviera presente la espada de Simón Bolívar, que ordenó trasladar a la plaza como su primera acción tras juramentarse, luego de que el expresidente Iván Duque se hubiera negado por razones de seguridad.
«Esta espada representa demasiado para nosotros, para nosotras, y quiero que nunca más esté enterrada, retenida, que solo se envaine cuando haya justicia en este país. Que sea del pueblo. Es la espada del pueblo, y por eso la queríamos aquí», dijo con la voz quebrada
«Hoy empieza nuestra segunda oportunidad. Nos la hemos ganado. Su esfuerzo valió la pena. Es la hora del cambio. Hoy empieza la Colombia de lo posible«, sentenció.
«Estamos acá contra todo pronóstico, contra una historia que decía que nunca íbamos a gobernar, contra los de siempre, contra los que no querían soltar el poder, pero lo logramos, hicimos posible lo imposible», añadió.
La investidura de este domingo marca un hito en la historia, ya que Petro se ha convertido en el primer presidente izquierdista de Colombia, y Márquez en la primera vicepresidenta afro.