La Misión Internacional Independiente de Determinación de Hechos de Naciones Unidas, en su más reciente informe, ha concluido que en Venezuela se orquestó una «maquinaria» que ha cometido crímenes de lesa humanidad contra la disidencia.
Por Gabriel Bastidas | Publicación original en Infobae
De acuerdo con la ONU, las graves violaciones a los derechos humanos en Venezuela no han sido casos aislados, sino que forman parte de un plan sistemático diseñado por el propio Nicolás Maduro, con el objetivo de mantenerse en el poder.
«El Presidente, asistido por autoridades de alto nivel, se destacan como los principales artífices en el diseño, implementación y mantenimiento de una maquinaria al servicio de la represión de la disidencia», concluye el informe.
Entre los crímenes documentados por la ONU han sido identificados patrones de torturas que incluyen:
- Violencia física: Fuertes golpes con bates y objetos punzantes; descargas eléctricas en partes sensibles del cuerpo; asfixia con sustancias tóxicas y agua; cortes y mutilaciones, incluso en la planta de los pies y debajo de las uñas; esposas excesivamente apretadas; posiciones de tensión conocidas como “el pulpo” y “crucifixiones”; uso de un aparato llamado “señorita”, para levantar y deformar cuerpos y bajarlos a tanques de agua.
- Violencia sexual y de género: Violación con objetos; amenazas de violación; desnudez forzada, incluso durante actos de tortura; golpes dirigidos a los genitales; descargas eléctricas en los genitales.
- Condiciones de detención: privación de alimentos y agua; comer del suelo; iluminación constante u oscuridad constante; calor o frío extremos; falta de acceso a los aseos; denegación de tratamiento médico; alimentación forzada de heces y vómitos.
- Violencia psicológica y otros: amenazas de muerte y de violación hacia la víctima y a sus familiares; simulación o tortura real de otras personas detenidas; períodos prolongados de aislamiento y confinamiento solitario; administración de drogas supuestamente para obtener confesiones; amenazas con animales vivos, incluso con perros.
Estos crímenes son cometidos por funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) y del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) siguiendo órdenes directas de Maduro, o de otros jerarcas chavistas como Diosdado Cabello, el vicepresidente del Partido Socialista de Venezuela (PSUV).
El informe identifica patrones y violaciones sistemáticas de derechos humanos contra mujeres, documentando que al menos una detenida habría sufrido un aborto tras ser sometida a actos de tortura.
Homofobia y abusos contra prisioneros LGBT
Pero también, el informe registra cómo las personas LGBT también han sido víctimas de estos crímenes ejecutados por el régimen chavista, que durante años se ha caracterizado por un discurso de odio y políticas antiderechos en contra de la diversidad sexual.
“La Misión documentó casos en los que estas amenazas o insultos se dirigieron específicamente contra miembros conocidos de la comunidad LGBTQI”, dice el documento de 122 páginas.
El informe de la ONU señala directamente al director del SEBIN, Gustavo González López, de haber realizado interrogatorios en los que se les preguntaba a los detenidos si eran homosexuales.
Entre los testimonios recabados, un ex detenido LGBTI dijo que, durante los registros, los funcionarios del SEBIN saquearon su celda y le dijeron que iban a enviarlo a una prisión común donde los presos lo violarían por ser gay.
Otro exdetenido dijo que un agente de la DGCIM lo interrogó y ordenó a otros funcionarios que lo torturaran. El detenido fue desnudado, golpeado y colgado de una grúa mientras los funcionarios le aplicaban descargas eléctricas, incluso en las nalgas, mientras utilizaban insultos homofóbicos contra él.
Una mujer que estuvo presa en la sede del SEBIN de El Helicoide contó que al llegar al centro de reclusión un agente le preguntó por su orientación sexual y le dijo que la iba a poner con lesbianas para intentar intimidarla. En otro caso, el mismo agente llamó «marica» a un detenido abiertamente homosexual y ordenó su aislamiento.
Un ex prisionero político relató a que un oficial le dijo que, como era “mariquita”, solo le aplicarían 220 voltios de electricidad en lugar de 440, antes de aplicarle descargas eléctricas en su cuerpo desnudo.
Otro hombre que estuvo preso describió cómo fue llevado por agentes de la DGCIM a una casa clandestina de torturas durante su detención. Allí estaba sentado junto a otra persona detenida que suplicaba repetidamente por su vida. Al cabo de un rato, el testigo, que estaba encapuchado y no podía ver, oyó un disparo y el sonido de un cuerpo que caía al suelo. Los agentes de la DGCIM empezaron a reírse y a utilizar insultos homofóbicos contra él.
Humillaciones
Pero la violencia basada en la homofobia no era solo contra las personas LGBT. También era utilizada para humillar a personas heterosexuales.
Por ejemplo, un detenido describió cómo él y otros militares presos por supuesta conspiración contra Maduro fueron desnudados por funcionarios de la DGCIM, puestos en fila y obligados a hacer contacto entre sus nalgas y genitales, como una forma de extrema humillación. Del mismo modo, otro detenido dijo que los prisioneros varones eran atados juntos y desnudos.
Un funcionario de la DGCIM obligaba a los detenidos varones a gritar “¡eres mi custodio!” durante los actos de violencia sexual. Les decía que eran machos alfa, mientras les daba patadas en el pene y los testículos.
La ONU también reseñó que agentes del SEBIN patearon y abofetearon a un detenido varón con la mano abierta, dejándole marcas. Le llamaron “maricón” y amenazaron con violarlo, diciendo que “iban a traer a ‘El Negro’, que tenía un pene enorme, para violarlo, y que se preparara”.
Asimismo, un testigo le refirió a la Misión que una funcionaria que habitualmente asfixiaba a los detenidos decía cosas como «veamos de qué madera están hechos”, es decir, veamos si son “hombres de verdad” para soportar las torturas que les aplicarían.
La Misión documentó “un patrón de insultos y amenazas” que incluyen insultos homofóbicos y sexistas contra personas detenidas, tanto hombres como mujeres, mientras perpetraban actos de torturas y violencia sexual.
Violencia sexual y violaciones
Los testimonios documentados por la ONU de la violencia sexual ejercida por los organismos represores del régimen de Maduro en las sesiones de tortura son espeluznantes.
Un hombre describió cómo los funcionarios de la DGCIM le administraron descargas eléctricas en sus genitales y pezones y simularon que iban a violarlo, mientras estaba en la parte trasera de un vehículo de la DGCIM, siendo transportado a un sitio desconocido, donde luego fue encapuchado y esposado a una litera durante días.
Otro hombre detenido fue violado con un objeto y tuvo que ser trasladado a un hospital militar debido a las hemorragias y a los problemas para usar el baño resultantes como consecuencia de las lesiones. Otro testigo le expresó a la Misión que fue violado con el palo de una escoba.
Un exprisionero político le dijo a la Misión que los funcionarios de la DGCIM hacían que los detenidos se cayeran de espaldas sobre el palo para ver si les entraba en el ano. “Era como un juego para ellos”, relató la víctima.
Una testigo relató que uno de los funcionarios masculinos agredió sexualmente a una de las víctimas femeninas, manoseándole el cuerpo y los pechos a punta de navaja mientras la mantenían inmóvil y con los ojos vendados en un baño oscuro.
Otra detenida dijo que dos agentes masculinos del SEBIN le dijeron “Vas a hablar. Mira, los dos te vamos a follar; te vamos a dar por el culo”. También le dijeron que le darían una descarga eléctrica si no “colaboraba”.
En al menos dos ocasiones, durante los registros a las celdas, agentes del SEBIN penetraron a las detenidas con sus dedos en busca de contrabando o teléfonos móviles. Las detenidas fueron sacadas al pasillo y obligadas a desnudarse delante de los guardias.
Un hombre detenido informó de que los agentes del SEBIN amenazaron con violarlo y le metieron una pistola en la boca. Cuando empezó a llorar, se rieron. Los agentes lo obligaron a pedirles su bendición.