El papa emérito Benedicto XVI, fallecido el sábado 31 de diciembre con 95 años, será despedido por los fieles y por su sucesor, Francisco, durante esta semana, con una capilla ardiente de tres días y un funeral solemne en la plaza de San Pedro.
Los ritos empezarán este lunes cuando los restos del pontífice alemán sean expuestos en una capilla ardiente de tres días en la basílica de San Pedro del Vaticano a partir de las 9.00 horas locales para que puedan despedirse los fieles.
La basílica permanecerá abierta durante diez horas el lunes, pero este plazo aumentará el martes y el miércoles, pues los fieles podrán pasar ante el cuerpo del papa difunto desde las 7.00 hasta las 19.00 horas.
El jueves a las 9.30 su sucesor, Francisco, presidirá el funeral en la plaza de San Pedro, ante la presencia de fieles y delegaciones oficiales de Italia y del país natal de Ratzinger, Alemania. Otras autoridades podrán asistir a título personal.
Después, el cuerpo del teólogo será inhumado en la cripta bajo la basílica de San Pedro, donde reposan otros muchos pontífices de la milenaria historia de la Iglesia católica.
La intención es darle una despedida solemne pero sobria, respetando el expreso deseo del difunto.
En todo caso, este rito funerario ha suscitado un gran interés ya que el Vaticano aún no ha regulado un protocolo a seguir en caso de la muerte de un «papa emérito», ya que Benedicto XVI fue el primero en renunciar desde tiempos de Gregorio XII, hace seis siglos.
Otros datos
No serán unas exequias pontificias «normales», de hecho no irán seguidas por un cónclave para elegir un nuevo papa. Entre otras cosas, el cuerpo de Ratzinger no será llevado en procesión por la plaza como se hizo con Juan Pablo II, según el portavoz Matteo Bruni.
Un día después de su muerte, todavía se desconoce si se seguirá a pies juntillas la liturgia y si se respetará el estricto protocolo y simbolismo de otras muertes «petrinas».
Por ejemplo, no se ha dado a conocer si, como manda la tradición, el cuerpo del papa será acogido por tres féretros: uno de ciprés forrado de terciopelo carmesí y encajado en otro de plomo de cuatro milímetros de espesor, a su vez encajado en otro de madera de olmo.
Bruni tampoco aclaró si se proclamarán las llamadas «novendiales», es decir, el periodo de luto de nueve días en la Iglesia.
Mientras, Ratzinger reposa en una estancia decorada con un Belén y un árbol de Navidad del Monasterio Mater Ecclesia, el lugar en el que falleció en la mañana del sábado, dentro de los muros leoninos, y donde residía retirado desde su histórica e imprevista renuncia.
Este sábado por ejemplo se ha despejado otro interrogante: la vestimenta con la que será sepultado.
Benedicto XVI vestirá los paramentos pontificios, la casulla o manto roja (color de luto papal) sobre la túnica blanca, así como la mitra sobre su cabeza.
Pero en las primeras fotos difundidas hoy no lleva el palio, la estola de lana blanca que se lleva sobre los hombros y que, con el Anillo del Pescador, representa uno de los poderes de la sede de Pedro.
En cuanto a su lugar de sepultura dentro de la cripta, se baraja que ocupe la tumba en la que reposo su antecesor, Juan Pablo II, cuyo cuerpo fue después trasladado a la superficie de la basílica, desde 2011 bajo el altar de la capilla de San Sebastián.
Pero «no es oficial», puntualizó Bruni.
Todo estará eso sí supervisado por Francisco, que este año cumple diez años en el pontificado como sucesor de Benedicto XVI.
El portavoz de la Santa Sede explicó que fue el primero en acudir ante los restos de Ratzinger en el Monasterio Mater Ecclesiae, tras ser informado de su fallecimiento por el secretario personal de este, monseñor Georg Gänswein. EFE