Latinoamérica y el Caribe crecerán este año solo el 1 %, según las estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que publicó este domingo su informe macroeconómico, un documento elaborado antes de la crisis desatada tras la caída del Silicon Valley Bank estadounidense.
En una rueda de prensa, el economista jefe del banco, Eric Parrado, reconoció que el dato es «muy bajo» y que podría incluso bajar si la crisis financiera se extendiera, aunque Latinoamérica es «solvente y resiliente».
En Latinoamérica y el Caribe «el sistema bancario ha sido parte de la solución y no del problema» y los bancos están «mejor capitalizados, son más líquidos, con tasas de morosidad bajas y resiliencia para afrontar los shocks», explicó.
Lo que se está viendo, agregó, «son un par de semanas de nerviosismo financiero» y «un problema de confianza de algunos bancos», y no algo similar a lo vivido en 2008 y 2009 con la crisis de las hipotecas «subprime» (de alto riesgo).
El mensaje de Parrado fue en línea con el del presidente del BID, Ilan Goldfajn, quien declaró en una conferencia de prensa previa al arranque de la asamblea del banco -que está celebrándose en Ciudad de Panamá- que Latinoamérica tiene un sistema financiero «muy resiliente».
Y también va en sintonía con el del propio informe del BID, en el que, pese a haber sido elaborado antes de estos días convulsos, se abordan los principales riesgos potenciales de los mercados financieros.
Según el informe, en Latinoamérica y el Caribe «los mercados financieros siguen siendo resilientes» y «parecen estar bien preparados para superar los próximos shocks», ya que la rentabilidad de los bancos está en niveles anteriores a la pandemia y los ratios de adecuación de capital «se mantienen por encima de los requisitos regulatorios».
Un crecimiento demasiado bajo
Con el título «Preparar el terreno macroeconómico para un crecimiento renovado», el documento fue durante esta jornada en la Ciudad de Panamá, donde está celebrándose la 63 reunión anual de la Asamblea de Gobernadores del BID, que concluye este domingo.
Según las previsiones del banco de desarrollo, en 2023 la región crecerá el 1 %, en 2024 el 1,9 % y en 2025 el 2,3 %. Estas cifras están por debajo de las previsiones de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en su último informe de perspectivas económicas estimó que la región crecería el 1,8 % este año y el 2,1 % en 2024.
«Para los desafíos de desarrollo de nuestros países es muy bajo y por eso damos el mensaje de que tenemos que hacer esfuerzos en temas como la productividad para generar empleo y crecimiento», apuntó Parrado.
El pobre crecimiento de 2023 se debe a un menor crecimiento mundial, a tasas de interés más altas, a una política monetaria restrictiva a nivel global, a una consolidación fiscal gradual y a los existentes niveles de deuda altos, señala el BID.
De hecho, el BID alerta de la «incertidumbre alta» y dibuja un escenario negativo que podría darse si se materializan tres riesgos existentes.
Por un lado, la inmunidad al covid sigue siendo relativamente baja en China y las nuevas cepas pueden debilitar la efectividad de las vacunas, lo que representa un riesgo tanto para China como para el resto del mundo. También es preocupante una posible intensificación de la guerra de Rusia en Ucrania.
Y, por último, existe la posibilidad de que Estados Unidos tenga un peor desempeño económico que traiga menor crecimiento, más desempleo y una inflación persistente por encima del 2 % en la principal economía mundial.
La materialización de estos riesgos podría causar, alerta el BID, que la región decreciera este año hasta el 1,5 %. En este escenario negativo América Latina y el Caribe decrecerían también medio punto en 2024 y ya en 2025 se recuperarían creciendo el 2 %.
Deuda e inflación, los desafíos de la región
Uno de los grandes desafíos de la región es bajar la inflación, especialmente la referente al precio de los alimentos. Según Parrado, esta continuará bajando este año hasta llegar a las «metas de inflación» en 2024.
Para esto, agregó, es «muy importante» que los bancos centrales sigan realizando un esfuerzo y que continúen con sus medidas para contener la inflación, entre ellas la subida de tipos de interés.
En América Latina y el Caribe la inflación se ha notado sobre todo en el precio de los alimentos, que han subido el 30 % entre febrero de 2020 y diciembre de 2022, algo que tiene una influencia muy directa en el aumento de la pobreza y la extrema pobreza.
Otro de los principales retos para las economías de la región es la reducción de la deuda pública.
«Todos los Gobiernos hicieron un esfuerzo bastante grande para paliar los efectos de la covid y esto impactó fuerte en las economías», apuntó Parrado. Por ello es necesario llevar a cabo «planes fiscales» que logren reducir la deuda.
En el informe, el BID habla de la «necesidad urgente» de implementar políticas destinadas a ajustar las cuentas fiscales. Algunos de sus consejos: aumentar la eficiencia del gasto y la recaudación de impuestos y mejorar las instituciones fiscales y la composición de la deuda.
EFE