La Conferencia Episcopal de Venezuela expresó su «dolor y consternación» ante el fallecimiento de 38 migrantes latinoamericanos en el incendio de un centro del Instituto Nacional de Migración, en Ciudad Juárez.
Mediante un comunicado, los obispos venezolanos transmitieron su «solidaridad y cercanía» a los familiares de los fallecidos y heridos.
«Hacemos un firme llamado a los gobiernos de los países, tanto de acogida como de procedencia de estos hermanos, y a los organismos internacionales para que brinden ayuda adecuada a los sobrevivientes, y se favorezca la urgente implementación de políticas consensuadas para dar respuestas a la crisis de movilidad tan grande como silenciosa que vive nuestra región», reclamaron.
Subrayaron que sólo el desarrollo de políticas oportunas, que consideren integralmente la realidad migratoria y dignifiquen la vida en los países de expulsión, podrá dar respuestas estructurales para que estos dolorosos hechos no sigan repitiéndose.
Los jerarcas de la Iglesia católica venezolana destacaron que «son en su mayoría jóvenes a quienes hoy lloramos. Pedimos que se haga justicia por estas vidas inmoladas ante la indiferencia de quienes debían protegerlos»
Por último, pidieron «que Dios dé el descanso eterno a los fallecidos, pronta recuperación a los heridos y otorgue a sus familiares paz, fortaleza y consuelo en estas horas».