A dos semanas para la celebración de las elecciones primarias para definir los candidatos a presidente en Argentina, el oficialismo presentó una candidatura competitiva pese a la crisis económica, que generó un desencanto tal en la ciudadanía que pone en duda cuánta gente irá a votar.
«La figura de Sergio Massa le otorga al peronismo una percepción de ser más competitivo», dice a EFE el director de Asuntos Corporativos de Isonomía Consultores, Juan Germano, quien agrega que incluso la oposición y «los votantes de la oposición» perciben «al peronismo más competitivo», lo que «cambia la tónica y la dinámica de este proceso de elecciones».
Massa es el actual ministro de Economía y lidera una candidatura negociada en despachos a favor del «pragmatismo» y no de la «identidad» de Unión por la Patria (nueva nomenclatura para la coalición gobernante Frente de Todos), después de cuatro años de tensión entre las diversas aristas del peronismo gobernante, y que competirá un aspirante ‘simbólico’: el dirigente social Juan Grabois.
El ministro elevó «la moral» del oficialismo pese a los resultados económicos, con niveles de inflación cercanos al 116 % anual, con una «anomalía» y una «novedad absoluta» en la historia argentina de trabajadores formales que son pobres y con una subida del tipo de cambio paralelo -llamado ‘blue’- que «automáticamente se transforma en inflación».
Argentina celebra el 13 de agosto las elecciones primarias, el 22 de octubre las generales para elegir presidente, senadores, diputados y cargos locales, y el 19 de noviembre una eventual segunda vuelta de las presidenciales.
A estas elecciones decidieron no postularse ni el actual jefe de Estado, Alberto Fernández, ni los dos líderes en la sombra de los frentes oficialista y opositor: la vicepresidenta y exmandataria (2007-2015) Cristina Fernández y el expresidente Mauricio Macri (2015-2019).
Asistencia y cuatro cuartos
En Argentina el voto es obligatorio, con niveles de participación de un 80 %, que en estas primarias están en duda porque el electorado percibe que ningún partido político ha estado a la altura para resolver los problemas económicos.
«El dato que más vamos a mirar en este proceso de las primarias, que es una novedad para Argentina, tiene que ver con los niveles de participación», afirma Germano, porque se detectó en las elecciones provinciales -celebradas en el país durante los últimos meses- que un 7 % de la gente o no va a votar o vota en blanco: «Es un datazo».
El principal motivo es el «desencanto», explica Germano, con «una percepción de que estamos en crisis, una baja credibilidad de que las opciones que otorga la política realmente pueden resolver esa crisis. Una percepción de que estamos mal y que vamos a estar peor».
En ese sentido, Isonomía divide al electorado argentino en cuatro cuartos: uno de ellos compuesto por los indecisos, que no se saben si irán a votar, que están apáticos, enojados.
Este último es el que Germano denomina «votante plataforma», el que «dejó de consumir medios de comunicación, dejó de interesarse de la cosa pública» y se dedicó al tiempo libre, es decir, «se sale del consumo informativo porque le duele su país, casi para cuidarse», «porque nada de lo que pasa le cambia su metro cuadrado».
Oposición
Los precandidatos de la principal coalición opositora, Juntos por el Cambio (centroderecha), son el alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y la exministra de Seguridad Patricia Bullrich, ambos del partido de Macri, que protagonizan un proceso «novedoso» para Argentina, que es una interna «hipercompetitiva».
Los argentinos están «todavía aprendiendo» a elegir entre dos candidatos del mismo espacio que se critican duramente -Rodríguez Larreta apostó por el pragmatismo y Bullrich por la identidad- y observar si, como ocurre en Estados Unidos, después la coalición se ordena detrás del ganador, explica Germano.
Por fuera competirá el economista Javier Milei, candidato ultraliberal, que instaló en el debate público su propuesta de dolarizar la economía y dio la posibilidad a muchos argentinos de decir en la arena pública que son de derecha.
El libertario se corrió estos días del centro de la agenda, pero aunque no llegue a presidente puede ser «un candidato que tiene poder en Argentina» por sus «diputados que definen» en un Congreso con fuerzas en paridad, explica el experto.
Los cuatro precandidatos a priori más votados en estas elecciones son pro mercado.
«Hay un corrimiento de la demanda y claramente hay un corrimiento de la oferta política a la derecha», reconoce Germano, que resaltó la «oportunidad interesante» para la izquierda «más dura» en Argentina, que saca 3 o 4 %, de «hacer una elección histórica» e irse a 7-9 puntos.
EFE / Verónica Dalto