El expresidente de Estados Unidos Donald Trump (2017-2021) regresó este jueves a la red social Twitter (ahora llamada X) con una publicación de la fotografía bajo arresto policial que le tomaron en la cárcel.
El republicano colgó la imagen de primer plano en la que aparece con gesto serio, frunciendo el ceño, mirada desafiante y una corbata roja.
Además, acompañó la fotografía con la fecha en que fue tomada (24 de agosto de 2023), las inscripciones «Interferencia electoral» y «¡Nunca rendirse!» y la página web de su campaña presidencial, donde pide donaciones.
Ya en la cárcel, el personal penitenciario anotó su peso y altura: 1,90 metros y 97 kilos. Le tomó las huellas dactilares y le hizo una foto para la ficha policial, la primera de un expresidente estadounidense.
Con el ceño fruncido, una mirada desafiante y su habitual corbata roja, la imagen de Trump pasará a la posteridad, o al menos quedará inmortalizada en miles de camisetas de sus seguidores.
En ninguna de sus tres anteriores imputaciones penales -la del soborno a la actriz porno Stormy Daniels, la de los documentos clasificados y la del asalto al Capitolio- había tenido que comparecer en una prisión ni se le había tomado una fotografía policial.
El sheriff del condado de Fulton ya había advertido que Trump no tendría un trato especial y que se sentaría ante la cámara igual que el resto de procesados.
Pero lo cierto es que su fichaje fue mucho más ágil de lo habitual, ya que los abogados del expresidente habían pactado previamente con la Fiscalía una fianza de 200.000 dólares para su inmediata puesta en libertad.
Unos 20 minutos después, Trump salía de la prisión en el mismo convoy blindado con el que había ingresado, sin que la prensa lo viera y sin tener que pasar la noche o incluso días esperando una audiencia para determinar la fianza, como le ocurre a muchos reos de este penal.
No experimentó en carne propia las condiciones de insalubridad y violencia que hay en la prisión de Fulton y que son objeto de una investigación del Departamento de Justicia desde que el año pasado fue hallado un preso sin vida, desnutrido y lleno de insectos.
Delante de la prisión, decenas de extravagantes simpatizantes de Trump, algunos reincidentes en este tipo de eventos, desafiaban el calor para expresar su apoyo al exmandatario, con la ayuda de los helados que vendía un carrito que hoy hizo su agosto.
Con un cartel que equiparaba a Trump con Nelson Mandela, Rick Hern, residente de Atlanta, dijo a EFE que la imputación es «injusta» y reivindicó que Trump tenía «derecho a investigar las elecciones si creía que había irregularidades».
La de Georgia es la cuarta imputación penal del republicano, tras el caso del soborno a la actriz prono Stormy Daniels, el de los documentos clasificados que se llevó de la Casa Blanca y el del asalto al Capitolio.
Sin embargo, es la primera vez que debe entregarse en una prisión y que se le toma una foto bajo arresto, puesto que las tres anteriores solo acudió a la lectura de cargos en los juzgados.
Con información de EFE