El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reiteró que está «orgulloso» de su hijo Hunter Biden y reafirmó que no utilizará su poder para indultarle cuando se dicte condena por los cargos que se le imputan por la compra y posesión ilegal de un arma de fuego, de los que ya ha sido declarado culpable.
«Estoy extremadamente orgulloso de mi hijo Hunter. Ha superado una adicción. Es uno de los hombres más brillantes y decentes que conozco», dijo Biden en una rueda de prensa junto al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en los márgenes de la cumbre del G7 en Italia.
El mandatario reiteró que respeta la decisión que tomó el 11 de este mes un jurado de Wilmington (Delaware) que le declaró culpable de los cargos que se le imputan y ahora un juez debe fijar la fecha de la vista judicial en la que se dictará sentencia.
Biden reiteró este jueves que no indultará a su hijo, tal y como había dicho recientemente en una entrevista con la cadena ABC. «He dicho que acataré la decisión del jurado. Haré eso. Y no le indultaré», reafirmó este jueves ante los medios de comunicación.
Hunter podría enfrentarse a una pena máxima de hasta 25 años de cárcel por los delitos de los que fue declarado culpable, aunque la sentencia suele ser menor para aquellos que, como en este caso, carecen de antecedentes penales.
Según la Constitución de Estados Unidos, el presidente puede otorgar un indulto a quienes han sido condenados por un delito, aunque Biden ya ha afirmado que no recurrirá a ese poder.
En concreto, en una entrevista este mes con la cadena ABC, el presidente respondió con un escueto «sí» cuando se le preguntó si había descartado la posibilidad de indultar a su hijo.
Hunter Biden fue imputado por haber comprado en 2018 un revólver Colt Cobra de calibre 38 mintiendo al afirmar que no estaba consumiendo drogas, a pesar de que admitió posteriormente que en esa época estaba luchando contra su adicción al crack.
El hijo del presidente, de 54 años, ha reconocido públicamente que durante décadas ha luchado contra la adicción al alcohol y las drogas, que se vio agravada tras la muerte de su hermano Beau en 2015 por un tumor cerebral.
En la época en la que compró la pistola, estaba inmerso en una espiral de depresión tras haberse divorciado de Kathleen Buhle, con la que tuvo tres hijos, y, además, atravesaba un momento especialmente difícil por su adicción al crack, según narró él mismo en sus memorias ‘Beautiful Things’, publicadas en 2021.