El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, advirtió este miércoles a Occidente que la paciencia rusa tiene un límite al comentar los nuevos ataques ucranianos con misiles de largo alcance de fabricación occidental contra territorio ruso.
«Tenemos muchos refranes que reflejan el carácter de nuestro pueblo: ‘Mide siete veces y corta una vez’; ‘Dios fue paciente y a nosotros nos encomendó ser pacientes’, pero la paciencia inevitablemente se acaba si se pone a prueba infinitas veces», comentó a la televisión rusa.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ya había amenazado a Kiev con nuevos ataques con misiles de nueva generación en caso de que reincidiera en sus lanzamientos contra territorio ruso.
El jefe de la diplomacia rusa, que acompaña a Putin en su visita de Estado a la vecina Kazajistán, alertó con otro refrán que Rusia se toma su tiempo en «ensillar al caballo», pero cuando coge impulso, es muy difícil de frenar, en referencia a una respuesta firme a los nuevos ataques.
La víspera el Ministerio de Defensa de Rusia reconoció otros dos ataques ucranianos con misiles estadounidenses ATACMS contra la región de Kursk tras el lanzamiento la pasada semana del misil hipersónico ruso Oréshnik contra Ucrania.
El mando militar ruso precisó que este sábado Kiev atacó con cinco misiles ATACMS las posiciones de una división de misiles antiaéreos S-400 a unos 37 kilometros al noroeste de Kursk, la capital de la región homónima, que ya había sido atacada hace una semana con misiles británicos Storm Shadow.
De esos cinco misiles, dos alcanzaron su objetivo y causaron daños a un radar y dejaron heridos entre el personal militar.
Y este lunes, añadió Defensa, las Fuerzas Armada de Ucrania lanzaron ocho ATACMS contra el aeródromo Kursk-Vostoch, siete de los cuales interceptados y destruidos por las defensas antiaéreas.
En este ataque solo un ATACMS alcanzó su objetivo causando «daños menores» en la infraestructura aeroportuaria y dos heridos leves.
Ucrania, que había lanzado su primer ataque el 19 de noviembre contra la región vecina de Briansk, decidió continuar sus ataques con misiles de largo alcance contra territorio ruso pese al lanzamiento el jueves pasado del misil Oréshnik contra una fábrica de armamento en la región ucraniana de Dnipró.