En una declaración que despertó interés e hizo ruido a la opinión mundial, la directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Rochelle Walensky, celebró el hecho de que quienes han sido vacunados contra COVID-19 en gran parte, “no son portadores del virus”.
La Doctora Rochelle Walensky, le dijo a Rachel Maddow de MSNBC que “nuestros datos de los CDC de hoy sugieren que las personas vacunadas no son portadoras del virus” ni se enferman. “No se trata solo de los ensayos clínicos, sino también de los datos del mundo real”, añadió.
Los comentarios de Walensky parecían estar en referencia a un estudio de los CDC publicado el lunes temprano que examinó las vacunas COVID-19 de Moderna y Pfizer y encontró que en condiciones del mundo real, reducían el riesgo de infección en un 90 por ciento dos o más semanas después de la segunda dosis. Los CDC dijeron que el estudio demostró que las vacunas “pueden reducir las infecciones por SARS-CoV-2 asintomáticas y sintomáticas”.
Walensky expresó optimismo sobre este hallazgo y dijo: “Casi podemos ver el final” de la pandemia según la tasa de vacunaciones en los Estados Unidos. Sin embargo, reiteró su preocupación por el aumento de los casos de COVID-19. “Lo que realmente odiaría que sucediera es que se avecina otro aumento justo cuando estamos tratando de vacunar a muchas más personas”, dijo.
Walensky había dicho previamente preocupaciones similares el lunes sobre un posible cuarto aumento en los casos de COVID-19, diciendo en una sesión informativa que tenía un sentimiento “de muerte inminente” mientras instaba a los estadounidenses a “esperar un poco más”.
Al planteo de la doctora Wallensky, se suma el del infectólogo jefe de la Casa Blanca, Anthony Fauci, quien señaló que dentro de los próximos meses habrá que responder una pregunta muy importante: si las personas vacunadas se infectan asintomáticamente y, si lo hacen, si transmiten la infección a otras personas. La microbióloga Walensky todavía está preocupada por la posibilidad de una cuarta ola de casos, porque aún muchos estadounidenses -sobre todo los adultos jóvenes- no están vacunados, y las variantes del virus más transmisibles y mortales se multiplican rápidamente.