El opositor del Kremlin encarcelado, Alexei Navalny, lució demacrado y agotado en su primera aparición desde que declaró el fin de la huelga de hambre, en la que denunció al sistema de justicia de Rusia en medio de la disolución de la red de oficinas regionales de su fundación.
Durante su comparecencia virtual, Navalny explicó a su esposa, quien estaba físicamente presente en la corte, sobre su peso y cómo están siendo sus comidas.
“Me miré a mí mismo. Soy un esqueleto horrible. La última vez que pesé 72 kg probablemente estaba en séptimo grado”, dijo, luego de contar que había sido llevado a una casa de baños para que pudiera verse “decente” para su audiencia.
Además, agregó que comía “cuatro cucharadas de avena al día, hoy cinco, mañana comeré seis”.
El hombre de 44 años, compareció ante el tribunal para apelar una condena por difamar a un veterano de la Segunda Guerra Mundial, un caso separado al que lo llevó a la cárcel. Al rechazar las acusaciones, Navalny dijo: “Exijo que las personas que juntaron firmas (en su contra) y los fiscales sean llevados ante la justicia penal”.
El opositor está cumpliendo una sentencia de prisión de dos años y medio por infracciones de la libertad condicional en una condena anterior que, según él, tenía motivaciones políticas.
Declaró su huelga de hambre en prisión el 31 de marzo para exigir la atención médica adecuada para el dolor de piernas y espalda, pero el 23 de abril dijo que comenzaría a terminarla gradualmente después de recibir atención médica.
Con información de Infobae