Un barco de la Armada iraní que se cree que se dirigía a Venezuela salió de su puerto a fines de abril con siete lanchas de ataque rápido cargadas de misiles, según informó el medio especializado USNI News.
Vía INFOBAE
Según imágenes satelitales, el nuevo buque de la Armada iraní, IRINS Makran, fue visto el 28 de abril después de salir de su puerto base con siete lanchas de guerra a bordo.
Los barcos que se ven en las imágenes satelitales proporcionadas por la firma Maxar coinciden con las características de la familia Peykaap. Se trata de lanchas de ataque rápido de tamaño mediano operadas por la Guardia Revolucionaria de Irán (IRGC, en inglés), el cuerpo de élite del régimen persa, utilizadas para acosar a los barcos estadounidenses en el Golfo Pérsico.
Además, el barco podría llevar otro equipo militar que no se ve fácilmente en las imágenes, según USNI. Un petrolero convertido, Makran es considerado el más grande fabricado en Irán y que cuenta con una plataforma para transportar hasta siete helicópteros. El buque está diseñado para ser una base marítima móvil para pequeñas embarcaciones y aviones capaces de operar en cualquier parte del mundo. La conversión agregó una gran cabina de vuelo, la capacidad para transportar botes y otros equipos en la cubierta y carga adicional debajo.
Le siguen la pista
Las agencias de seguridad de Estados Unidos están siguiendo la trayectoria de este y otro buque de guerra iraníes, porque creen que su destino final podría ser Venezuela.
El medio Político, que citó tres personas familiarizadas con el asunto que hablaron con la condición de no ser identificadas, dijo que Washington informó a funcionarios del régimen de dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, que recibir los buques sería un error. Se desconoce, sin embargo, la decisión de Caracas al respecto.
En el pasado, ha habido preocupación de que Venezuela pueda intentar adquirir tecnología de misiles balísticos de Irán. El régimen chavista ha hablado abiertamente sobre la adquisición de armas del régimen persa. Mientras tanto, es posible que las fuerzas especiales iraníes pertenecientes a la fuerza Quds del IRGC ya estén ayudando al ejército venezolano.
En marzo, el comandante del Comando Sur de los Estados Unidos, el almirante Craig Faller, advirtió al Senado que los dos países han seguido ampliando la cooperación para comerciar con recursos militares.
“El año pasado, Irán ha ampliado la cooperación económica y de seguridad con Venezuela en transferencias de combustible, alimentos básicos y asistencia militar, posiblemente ampliando la presencia de la Fuerza Quds en la región”, dijo Faller en un comunicado al Comité de Servicios Armados del Senado.
“Teherán también se basa en un sistema de medios de comunicación patrocinados por el estado iraní y no facilitados por el estado para dar forma al dominio de la información y generar empatía por Irán y el Islam chiíta y disminuir la influencia occidental en el hemisferio”.
La cuestión del acuerdo nuclear
En ese sentido, la presencia de los buques de guerra puede suponer un desafío a la autoridad de Estados Unidos en la región, según las fuentes de Político, y puede inflamar el debate en Washington en torno a la decisión de la Administración del presidente Joe Biden de reabrir las negociaciones con Teherán.
El pasado martes se retomó en Viena la negociación para tratar de salvar el pacto nuclear de 2015, con la expectativa de que haya un acuerdo para que Teherán vuelva a cumplir sus compromisos y Estados Unidos se reincorpore.
Alemania, China, Francia, Reino Unido, Rusia e Irán, los países que permanecen en el pacto, tratan desde el pasado abril de cerrar un acuerdo en contactos coordinados por la Unión Europea.
Estados Unidos, que abandonó el acuerdo en 2018 durante el mandato del ahora expresidente Donald Trump, participa en los contactos de forma indirecta, a través de intermediarios.
En agosto del año pasado, bajo el Gobierno de Trump (2017-2021), Estados Unidos confirmó la incautación de un cargamento de combustible perteneciente a la Guardia Revolucionaria de Irán que tenía como destino Venezuela.
El decomiso hizo parte de las sanciones económica impuestas por Washington a Teherán y Caracas.