Malala Yousafzai, la reconocida activista por los derechos civiles de 24 años, manifestó su preocupación por la vuelta de los talibán al poder en Afganistán y el posible retorno de sus políticas represivas contra las mujeres. El grupo armado que retomó el poder en los últimos días ya tuvo una traumática experiencia al frente del país entre 1996 y 2001. Entonces -entre otras brutales medidas- instauraron una prohibición total a la educación y al trabajo de las mujeres, imponiendo duras penas contra quienes desafíen estas normas.
Luego de la llegada de las fuerzas norteamericanas hacia finales de 2001 -y la consecuente formación de un nuevo gobierno- millones de afganas lograron acceder a un plan de educación completo. Sin embargo, “ahora el futuro que les prometieron está peligrosamente cerca de desaparecer«, escribió Malala en una columna de opinión publicada en el diario The New York Times.
Si bien “algunos miembros del Talibán dicen que no le negarán a las mujeres y a las niñas el derecho a la educación o al trabajo, dada su historia de reprimir violentamente los derechos de las mujeres, los temores de las ciudadanas afganas son reales”, afirmó Malala. “Ya estamos escuchando informes de estudiantes que han sido rechazadas de sus universidades y de trabajadoras de sus oficinas’’, agregó.
Más allá de sus declaraciones públicas, que aparentan cierta moderación, en las últimas horas el grupo fundamentalista se mostró tal cual es: abrió fuego contra una masiva protesta que se opone a ciertas medidas del nuevo régimen.
“Durante las últimas dos semanas hablé con varias defensoras de la educación en Afganistán sobre la situación actual y lo que creen que ocurrirá después”, continuó Malala en su editorial de este miércoles. “Las activistas con las que conversé temen el retorno de una educación exclusivamente religiosa, que dejaría a los niños y niñas sin las herramientas necesarias para lograr sus sueños y a su país sin doctores, ingenieros y científicos en el futuro”, añadió.
La reconocida activista afgana -que recibió el Premio Nobel de la Paz a sus 17 años y se convirtió en la persona más joven en recibir el galardón en cualquiera de sus categorías- extendió un pedido a las potencias regionales y a los países vecinos: “Los poderes regionales deben ayudar activamente a proteger a las mujeres y los niños. Los países vecinos (China, Irán, Pakistán, Tayikistán, Turkmenistán) deben abrir sus puertas a los civiles que huyen. Eso salvará vidas y ayudará a estabilizar la región. También deben permitir que los niños refugiados se matriculen en escuelas locales y organizaciones humanitarias para establecer centros de aprendizaje temporales en campamentos y asentamientos”.
Malala prioriza, en este momento, la ayuda inmediata que se puede brindar a los afectados antes que los análisis de porqué ocurrió lo que ocurrió: “Tendremos tiempo para debatir qué salió mal en la guerra en Afganistán, pero en este momento crítico tenemos que escuchar las voces de las mujeres y niñas afganas. Están pidiendo protección, educación, libertad y el futuro que les habían prometido. No podemos seguir fallándoles. No tenemos tiempo que perder”.
Con información de The New York Times y agencias