La pandemia desaceleró el proceso de la vida al cambiar la rutina de los seres humanos por completo, pero aceleró el proceso cognitivo-emocional en cada individuo.
Por Radio Fe y Alegría Noticias
Así lo confirmó el psicólogo Manuel Fariñas, quien además expresó que en estos tiempos de coronavirus la familia venezolana logró integrarse, consolidar lazos de afectividad, conocer detalles y procesos internos emocionales.
En algunos casos favoreció positivamente las relaciones familiares, incluso de amistad, cuando anteriormente el mundo intentaba “evadir y evitar conversaciones” por distintos factores. Sin embargo, explicó que también observó conductas de malestar e irritabilidad entre las personas.
“Se vio un conjunto de roces, alteraciones del comportamiento, sobreexposición al trato teniendo pocas alternativas de movilidad y de distracción (…) aumento del número de discusiones, de hipercrítica, de valoraciones y eso ocasionó mucho malestar dejando algunas secuelas importantes en el tema del resentimiento. Con la pandemia hubo parejas ‘fuertemente afectadas’«, precisó.
En lo que respecta a los niños, niñas y adolescentes venezolanos, el médico indicó que en este grupo se evidenció la falta de socialización, afectividad, intercambios, expectativas y del deseo que tenían de crecer en conjunto con sus amigos.
Fariñas insistió en que, con respecto a los adolescentes, «se vivió también una alteración de la relación que tuvieron con sus padres, quienes se pusieron muy exhaustivos con las tareas. Eso atropelló un poco la relación padre e hijo».
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