Durante más de dos años, mientras el coronavirus se extendía por la mayoría de los países, había otras naciones insulares localizadas a lo largo del Océano Pacífico que podían jactarse de ser los únicos lugares libres de COVID, gracias a su ubicación geográfica y sus estrictas políticas de aislamiento. Sin embargo, la variante Ómicron, altamente contagiosa, pudo más y terminó con esos dos años sin contagios.
Vía INFOBAE
Algunas islas están registrando sus primeros casos de propagación en la población local desde que comenzó la pandemia. Otras que han mantenido un número de infecciones de un solo dígito durante gran parte están observando con alarma la propagación de los brotes locales.
Uno de los ejemplos más drásticos es el de Kiribati, un conjunto de atolones e islas de arrecife dispersas en una zona del océano Pacífico que tiene aproximadamente el doble de tamaño que Alaska.
Este país de unos 119.000 habitantes ha mantenido sus fronteras cerradas durante gran parte de la pandemia. Hasta hace poco, sólo había registrado dos casos de coronavirus procedentes de un barco que regresó en mayo. La tripulación fue puesta en cuarentena y no se registró ningún brote.
Pero cuando el primer vuelo internacional que entraba en Kiribati en 10 meses llegó la semana pasada procedente de Fiji, 36 pasajeros dieron positivo en las pruebas del COVID-19. La infección se extendió después a un trabajador de seguridad en un centro de cuarentena y a otras dos personas, según la emisora nacional, Radio Kiribati.
Ahora Tarawa, la capital, comenzará un aislamiento el lunes. La mayoría de los residentes sólo podrán salir de sus casas para comprar alimentos. Todos los lugares de trabajo estarán cerrados, excepto los que prestan servicios esenciales y de emergencia, de acuerdo a The New York Times.
En Tonga, donde los trabajadores humanitarios internacionales llegan para entregar suministros que ayuden a la población después de que una erupción volcánica desencadenara un tsunami que devastó la nación insular, algunos esfuerzos se han complicado por su condición de país libre de coronavirus.
La isla sólo ha notificado un caso de coronavirus en toda la pandemia, y las autoridades locales han expresado su preocupación por permitir entrar a trabajadores humanitarios extranjeros que puedan estar infectados.
Las Islas Salomón también informaron su primera transmisión comunitaria esta semana proveniente de un barco que arribó ilegalmente a la isla de Ontong Java desde Papúa Nueva Guinea con un pasajero infectado, según las autoridades.
“Esperen que el número de personas infectadas crezca rápidamente en los próximos días y semanas. Esperen que algunas personas puedan enfermarse gravemente. Y también esperen que algunas personas puedan incluso perder la vida”, alertó.
Al otro día, se detectó la transmisión en la comunidad de la capital, Honiara, lo que obligó a las autoridades a imponer un cierre repentino. Hasta el viernes, había 169 casos positivos en el país, pero sólo 56 camas disponibles para pacientes hospitalizados.
Palau también informó recientemente de un brote de coronavirus después de casi dos años sin contagios. Hasta el viernes, había 183 casos activos y más de 600 personas en cuarentena. Las autoridades suspendieron las clases presenciales durante dos semanas y prohibieron las reuniones sociales.
Ahora Samoa estudia la posibilidad de cancelar los vuelos de repatriación después de que un avión procedente de Australia aterrizara en el país con 10 pasajeros infectados. Todos permanecen aislados, y no hay indicios de que el virus se haya propagado en la comunidad, de acuerdo a The New York Times.
Estos nuevos casos representan el mayor número que el país ha visto desde el comienzo de la pandemia. Anteriormente, sólo había notificado dos infecciones.