La masacre en la escuela primaria de Texas dejó innumerables sueños sin cumplir, historias sin terminar de escribirse y un duelo eterno para los seres queridos de las víctimas. A un día del ataque que se saldó con la vida de al menos 19 alumnos y dos maestros, comenzaron a conocerse los nombres y las historias de los involucrados de la segunda mayor matanza en un colegio de Estados Unidos.
La mayoría de los niños asesinados en el tiroteo masivo en Texas estaban en el mismo salón de clases de cuarto grado cuando el adolescente armado Salvador Ramos los mató a tiros con un AR-15 que compró legalmente cuando cumplió 18 años.
Los niños
Xavier López, de 10 años, fue identificado como una de las víctimas en la escuela primaria Robb, según confirmó su madre, Felicha Martínez, a The Washington Post.
“Era divertido, nunca estaba serio y su sonrisa… Esa sonrisa nunca la olvidaré. Siempre alegraba a cualquiera”, dijo Martínez sobre su hijo de cuarto grado.
En la recta final de su último año de escuela primaria, Xavier contaba los días para pasar oficialmente a la Escuela Media Flores en Uvalde.
Horas antes de la masacre, Xavier recibió un cuadro de honor en la escuela. Su madre estaba allí, orgullosa, para acompañarlo en la ceremonia. Tomó una foto de él con el certificado sin saber que esa sería la última.
Otra triste historia es la de Amerie Jo Garza, también de 10 años. Su padre, Angel Garza, publicó en Facebook la madrugada del miércoles que su hija había muerto en el tiroteo en su escuela primaria.
“Gracias a todos por las oraciones y la ayuda para tratar de encontrar a mi bebé. Ella ha sido encontrada. Mi pequeño amor está ahora volando alto con los ángeles de arriba. Por favor, no den nada por sentado ni un segundo. Abracen a su familia. Díganles que los aman. Te quiero Amerie Jo. Cuida a tu hermanito por mí”, escribió el padre.
Berlinda Irene Arreola, la abuela de Amerie, reveló que el asesino, Salvador Ramos, le dijo a la clase de su nieta “van a morir” antes de comenzar su masacre. En ese momento, la niña intentó llamar al 911. El tirador, en vez de intentar quitarle su teléfono, le disparó. “Ella estaba sentada al lado de su mejor amiga. Su mejor amiga estaba cubierta de su sangre”, dijo Berlinda.
Uziyah García, de 10 años, ha sido identificado como una de las víctimas, según confirmó su familia a la CNN. Estaba en cuarto grado, dijo su tía Nikki Cross. Su tío Mitch Renfro lo describió como un “gran niño. Lleno de vida. Amaba todo lo que tuviera ruedas y los videojuegos”.
“El niño más dulce que he conocido. No lo digo sólo porque era mi nieto”, declaró su abuelo, Manny Renfro, a KSAT.
José Flores Jr., de 10 años, también perdió la vida en la masacre, dijo su padre José Flores Sr. a CNN. El pequeño cursaba el cuarto grado y amaba el béisbol y los videojuegos.
“Siempre estaba lleno de energía. Listo para jugar hasta la noche”, declaró su padre, quien describió a su hijo como un niño increíble y hermano mayor de sus dos hermanos.
Otra de las niñas asesinadas fue la alumna de cuarto grado Alithia Ramirez, cuya muerte fue confirmada muerta la madrugada del miércoles por su padre, Ryan Ramirez. Jaliah Nicole Silguero también fue confirmada como una de las víctimas, y su madre, Veronica Luevanos, también compartió una publicación conmemorativa diciendo que estaba “desconsolada” por la pérdida.
Jayce Carmelo Luevanos tembién fue asesinado durante el tiroteo. “Todavía no puedo creer que nunca te volveremos a ver”, escribió en Facebook. Annabelle Guadalupe Rodríguez y Rogelio Torres también fueron asesinados
Cuatro niñas más, Makenna Elrod, de 10, Eliahana Torres, también de 10, Nevaeh Bravo y Ellie Lugo, fueron identificadas entre las víctimas de Ramos.
Adolfo Cruz esperó afuera de la escuela primaria por más de 10 horas, con la esperanza de escuchar que su nieta, Eliahana Torres, había sobrevivido. Pero el martes por la noche, descubrió que ella estaba entre los niños asesinados, según le dijo a ABC News.
Las docentes
Eva Mireles, educadora durante 17 años, enseñaba a alumnos de cuarto grado en la escuela primaria Robb, según su tía, Lydia Martínez Delgado, quien confirmó que su sobrina estaba entre los asesinados. Delgado dijo que su sobrino, Rubén Ruiz, era un oficial de policía con el distrito escolar de Uvalde y estaba casado con Mireles. La hija de la pareja se graduó recientemente de la universidad, dijo Delgado.
Delgado dijo que Mireles -de 44 años- era alegre y activa, y recordó una vez que se levantó antes del amanecer con otros parientes para una caminata durante una reunión familiar. “Hizo todo lo que pudo para vivir una larga vida, y aquí se vio truncada”, dijo Delgado en una entrevista telefónica con The Washington Post a primera hora del miércoles.
Audrey García dijo que nunca olvidará la atención que Mireles prestó a su hija Gabby, ahora de 23 años, cuando estaba en tercer grado.
“Mi hija tiene síndrome de Down, y fue una de las primeras estudiantes en ese momento en ser incluida en un aula regular”, dijo García, que ahora vive en San Antonio. “La Sra. Mireles siempre fue más allá. Nunca vio que Gabby tuviera menos potencial que los demás estudiantes”.
La otra maestra asesinada fue Irma García, madre de cuatro hijos. La noticia la confirmó su hijo, Christian García, a NBC News. García enseñó en la escuela durante 23 años, según su perfil escolar en línea. Estuvo casada con su marido durante 24 años.
Una página de GoFundMe, para ayudar a la familia de García con los gastos del funeral, llamó a la maestra una “héroe” que “se sacrificó para proteger a los niños en su salón de clases”. Su familia también la describió como “dulce, amable, cariñosa” y “divertida con la mayor personalidad”, según la página.
“Muchos la amaban y realmente la extrañaremos”.