Desde mediados de noviembre el mundo mira de cerca a Sudáfrica, país donde una nueva variante del SARS-CoV-2 volvió a dar un giro inesperado a la pandemia, justo cuando las tasas de vacunación parecían estar dando suficiente protección a las poblaciones.
Ahora, luego de que la curva de nuevos contagios diarios alcanzara su pico máximo el 17 de diciembre, cuando se llegó a la cifra de 23.437 casos nuevos en ese país, la tendencia es a la baja en los últimos días, y a partir de entonces, el número de infecciones fue en descenso hasta llegar a poco más de 15.000 el pasado domingo.
Así las cosas, el descenso perceptible en contagios de COVID-19 de los últimos días en Sudáfrica podría apuntar a que la dramática ola de casos impulsada por la variante Ómicron pasó su pico en el país, según evalúan expertos médicos.
La clave, al parecer, está en la provincia de Gauteng, donde surgió la variante y epicentro de la enfermedad. “Todo apunta a que hemos superado el pico de las infecciones en Gauteng”, aseguraba la semana pasada a los medios Michelle Groome, responsable del Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles de Sudáfrica.
Ómicron, que es significativamente más contagiosa, no tardó en convertirse en la versión dominante del virus en Sudáfrica. Se estima que el 90% de los casos de COVID-19 en la provincia de Gauteng desde mediados de noviembre eran Ómicron, según indicaron las pruebas.