La escena fue descrita como grotesca. La policía de Palm Springs, en el condado de Palm Beach, en el sur de la Florida, encontró a un hombre muerto en la cocina de su casa rodeado por un charco de sangre que ocupaba todo el piso del lugar.
De acuerdo con los récords policiales, un hombre de 41 años cuyo nombre no fue públicamente revelado, llamó al 911 en estado de pánico para alertar que al entrar en su hogar había encontrado a su padrastro muerto. Cuando desde el otro lado de la línea le preguntaron si en la casa había rastros de violencia o robo, dijo que no. Cuando le consultaron si había alguien más en la casa, hizo un largo silencio y contestó: “mi madre”, casi como entendiendo en esas dos palabras la magnitud del horror de lo que acababa de ocurrir.
Según alega la policía, Joan Burke, de 61 años, había asesinado a su esposo, Melvin Weller, de 62 años, dándole 140 puñaladas y aporreándolo con un cuchillo de carnicero.
Weller era considerado discapacitado, con dificultades para caminar y para movilizar sus manos.
Actuación policial
El reporte policial describe el momento en el que encontraron a Weller muerto en el piso de la cocina de su casa como una piscina de sangre. De inmediato los oficiales entendieron que la causa de la muerte tenía que estar ligada a las múltiples heridas que se notaban en su cuerpo.
La oficina forense confirmó que efectivamente el hombre había sido apuñalado 140 veces con el mismo cuchillo a lo largo de todo su cuerpo. Además tenía una fractura de cráneo en el lado derecho de su cabeza que también era consecuencia de un golpe con el cuchillo de carnicero.
Junto a la víctima, la policía encontró elementos de limpieza que indicarían que alguien intentó cubrir los rastros en la escena del crimen pero que abandonó la labor. El techo, los gabinetes de la cocina, las puertas, todo estaba cubierto de sangre. En la pileta de la cocina se encontraban varios cuchillos, incluido el que luego la policía confirmaría que era el arma del delito.
La señora Burke se encontraba en el hogar cuando llegó la policía. Despierta, consciente y en silencio sobre su cama, en el dormitorio que solía compartir con Weller. Cuando la arrestaron no presentó ningún tipo de resistencia, aunque tampoco confesó.
Burke tenía lastimadas sus manos, aparentemente se cortó accidentalmente en varias ocasiones mientras apuñalaba a su marido. Las muestras de sangre de sus manos arrojaron que además de su propia sangre, tenía rastros de sangre de Weller en sus heridas.
También en el cuarto encontraron una bolsa cerrada herméticamente donde la mujer habría puesto un camisón cubierto de sangre, que los investigadores creen que estaba usando durante el ataque.
No está claro en este momento cuál puede ser el móvil del homicidio, ni si la pareja tenía un historial de violencia. La fiscalía no está buscando a ningún otro sospechoso, ya que consideran que Burke actuó sola.
La mujer permanece detenida sin derecho a salir bajo fianza a la espera que de que comience su juicio.
Vía INFOBAE