La oposición al presidente francés, Emmanuel Macron, tanto a la extrema derecha como a la izquierda, se organiza separadamente para intentar tumbar el Gobierno con alguna de las mociones de censura que se presentan tras la adopción por decreto de la controvertida reforma de las pensiones.
A la izquierda, el líder de La Francia Insumisa (LFI), Jean-Luc Mélenchon, anunció este viernes que su partido va a renunciar a su propia moción de censura y que apoyará la que ha anunciado un grupo parlamentario llamado LIOT (Libertad, Independientes, Ultramar y Territorios), compuesto por una veintena de diputados centristas, regionalistas y nacionalistas (de los 577 de la cámara).
En una entrevista a la emisora France Info, Mélénchon justificó esa estrategia para dar más posibilidades al derribo del Ejecutivo de la primera ministra, Élisabeth Borne, e insistió en que el objetivo final es tumbar la reforma de las pensiones.
«Ese texto no tiene ninguna legitimidad parlamentaria», denunció, antes de insistir en que lo ha sacado adelante un Gobierno «que es minoritario en el país».
Tras la activación este jueves por Borne del artículo 49.3 de la Constitución para saltarse el voto de la reforma en la Asamblea, donde no tenía asegurada la mayoría absoluta necesaria, la oposición puede presentar mociones de censura que, en caso de prosperar significarían la caída del Gobierno y también la invalidación de la propia reforma.
La líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, anunció inmediatamente que su partido, la Agrupación Nacional (RN), presentará su propia moción de censura, pero también que apoyará cualquier otra que permita tumbar el Ejecutivo de Borne.
El presidente del RN, Jordan Bardella, reiteró esta mañana en la emisora France Info que respaldarán otras mociones de censura como la de LIOT porque su objetivo es destituir a Borne: «Creo que se tiene que ir».
Para que alguna de las mociones de censura que se van a presentar prospere (el plazo para formalizarlas finaliza a las 15.30 locales), haría falta el voto de 289 diputados, es decir que no bastaría con el apoyo de LIOT, la coalición de izquierdas NUPES y el RN.
Sería necesario que algunos diputados de Los Republicanos (LR), el partido de la derecha tradicional, se desmarcaran de la posición oficial de su formación, que ha demostrado estar en plena descomposición con el debate de las pensiones, ya que durante años ha sido el que ha defendido una reforma para retrasar la edad de jubilación.
«Todas las hipótesis son posibles», declaró Aurélien Pradié, que es la cabeza visible de los diputados de LR que estaban en contra de la reforma, cuyo eje principal es retrasar la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años.
EFE