A solo cuatro días de las decisivas elecciones parlamentarias y presidenciales en Turquía, la mayoría de los sondeos siguen apuntando a una victoria de la oposición, si bien por escaso margen, que pondría fin a dos décadas en el poder del actual presidente, el islamista Recep Tayyip Erdogan.
Un total de doce sondeos diferentes publicados desde abril hasta ahora dan ventaja al candidato opositor a las presidenciales, Kemal Kiliçdaroglu, frente a Erdogan.
De esa doce encuestas, once prevén una victoria del aspirante, si bien solo cinco le otorgan una mayoría absoluta este 14 de mayo, que evitaría una segunda vuelta electoral dos semanas después.
Kiliçdaroglu tiene el respaldo explícito de seis partidos, entre ellos el suyo propio, el socialdemócrata CHP, y el nacionalista IYI, además de cuatro formaciones menores, desde liberales a islamistas, pero también podrá contar con el voto de la izquierda kurda.
Su horquilla de ventaja varía entre un máximo de diez a un mínimo de tres puntos respecto a Erdogan en las encuesta y, sumando las previsiones de todos los sondeos, tiene una ventaja media de cinco puntos respecto a Erdogan.
Otros dos candidatos, Muharrem Ince y Sinan Ogan, no tienen opciones de pasar a la segunda vuelta, pero pueden restar respaldo a los favoritos, especialmente a Kiliçdaroglu suficiente apoyo para alejarlo de la mayoría absoluta.
Erdogan y su partido, el islamista AKP, han ganado todas las elecciones desde 2002, aunque desde 2018 su mayoría en el Parlamento depende del apoyo de una formación ultranacionalista.
El presidente ganó las presidenciales de aquel año con el 53 %. Ahora, las encuestas más favorables no le dan ni el 49.
Con la economía -cuyo crecimiento fue uno de sus argumentos electorales durante años- en mal estado y muchos turcos sufriendo la carestía de la vida, Erdogan ha centrado su campaña en vender una idea de una Turquía moderna, que inaugura su primera central nuclear, y poderosa, que desarrolla su industria armamentística.
También acusa al bloque opositor de ser infieles (pese a la presencia de partidos islamistas) o de pactar con la guerrilla terrorista kurda del PKK y querer fragmentar el país (aunque hay formaciones nacionalistas).
Con este discurso ha conseguido en ciertos sectores que los problemas económicos queden eclipsados por sentimientos nacionales.
«Cuando me paro a hablar con gente en la calle para explicar que hay que sanear la economía, apenas me escuchan, lo que me preguntan es: ¿Por qué apoyan ustedes a los terroristas?», describió hoy el vicepresidente del partido nacionalista IYI, Bilge Yilmaz, en una reunión con varios medios, entre ellos EFE.
La oposición apuesta por destacar la pérdida de nivel de vida sufrida por buena parte de la población, con una inflación de más del 40 % y la lira en mínimos históricos respecto al dólar.
Además, Kiliçdaroglu promete que, si gana, restaurará los derechos y libertades que asegura Erdogan ha deteriorado durante sos 20 años de creciente autoritarismo.
Durante los Gobiernos de Erdogan, Turquía ha perdido puestos en diversos ránkings que miden la salud democrática de un país, como el índice de libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras o el de corrupción de Transparency International.
EFE / Ilya U. Topper y Antonio Sánchez