La Puerta del Sol, el lugar más emblemático de Madrid y donde se celebra tradicionalmente las campanadas de fin de año, tendrá una limitación de aforo de 7.000 personas este 31 de diciembre, ante la expansión del coronavirus.
Así lo anunció este viernes la portavoz del Ayuntamiento de la capital, Inmaculada Sanz, quien comunicó también que la Policía controlará el uso de la mascarilla, obligatoria en exteriores desde hoy, y que se mantenga la distancia interpersonal.
La Comunidad de Madrid es una de las regiones donde la incidencia del coronavirus está creciendo más rápidamente; como muestra, ayer registró una cifra récord de contagios en toda la pandemia, 20.195 positivos, y ya los nuevos contagios triplican a los de hace una semana.
Con el límite de personas en la Puerta del Sol, el aforro de esta plaza se reduce en más de un 60 % respecto a 2019, cuando se congregaron 18.000 personas para tomarse las tradicionales doce uvas mientras el reloj de la plaza marca las campanadas que ponen fin al año, una imagen que transmite siempre la televisión pública para toda España.
“Entendemos” que 7.000 personas “es un número adecuado para dar cumplimiento a las normativas relacionadas con esa distancia de seguridad”, explicó Sanz.
Nueva York reducirá encuentro en Times Square
La famosa celebración de Año Nuevo en Times Square, Nueva York, se reducirá drásticamente por la pandemia, anunció el jueves el alcalde Bill de Blasio, en momentos en que la variante Ómicron alimenta una “asombrosa” escalada de casos de COVID-19.
Típicamente unos 58.000 neoyorquinos se reúnen para presenciar la caída de la enorme bola anunciando la llegada del nuevo año, pero la próxima semana la capacidad será reducida a 15.000 asistentes, que deberán usar obligatoriamente mascarilla y probar que han sido vacunados.
Medidas sanitarias adicionales “mantendrán segura y sana a la multitud completamente vacunada mientras recibimos el Año Nuevo”, apuntó de Blasio.
Times Square estuvo prácticamente vacía en la víspera de Año Nuevo del año pasado, y solo los trabajadores esenciales e invitados pudieron ver caer la pelota desde áreas con distanciamiento social.
Otras ciudades del mundo, como París y Londres, han cancelado sus festividades para recibir el Año Nuevo ante el avance de la nueva variante Ómicron del coronavirus.