Eduardo Battistini, representante en Colombia de la Asamblea Nacional venezolana electa en 2015, envió una carta pública al embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, en la que le informó sobre la emergencia humanitaria y de derechos humanos que atraviesa el país.
«Usted llega a un país donde los trabajadores ganan el salario mínimo (15 dólares) más bajo de la región y el cuarto mas bajo del mundo. Un país donde reina el hambre, según la última encuesta ENCOVI de la prestigiosa Universidad Católica Andrés Bello ya la pobreza alcanza un 76,6 %. Un país donde hay una inestabilidad económica que registra los peores índices de inflación, solo para darle un ejemplo, hoy un venezolano necesita ahorrar dos años y dos meses de salario mínimo para poder adquirir la canasta básica alimentaria de un solo mes», comenzó diciendo Battistini en la misiva.
Añadió que Venezuela es «un país donde se violan Derechos Humanos fundamentales como el derecho a la vida, acceso al agua, a servicios públicos eficientes, a la salud, a la educación, al voto libre, a la participación política, a la libertad, entre otros derechos económicos y sociales».
Le detalló, además, que «hoy en Venezuela hay mas de 300 presos políticos civiles y militares, pero también hay tortura, tratos crueles e inhumanos».
Battistini también denunció la situación en el Arco Minero del Orinoco al asegurar que Benedetti llega a «un país que sufre el peor ecocidio de nuestra historia con la extracción ilegal de oro, que ha cobrado la vida de 32 lideres indígenas y la entrega de nuestra soberanía territorial a grupos irregulares armados».
Asimismo, recordó la crisis migratoria, con más de 6,8 millones de venezolanos y venezolanas fuera del país. «Para colocarlo en contexto es equivalente a la suma de la población de las ciudades de Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena», explicó.
Ante este contexto, Eduardo Battistini le dijo al embajador Benedetti que Venezuela «necesita ser escuchada por Colombia, un país que en el liderazgo del presidente Gustavo Petro ha alzado la bandera de la vida, el respeto a los derechos humanos y la paz».
«En su agenda en Venezuela me permito sugerirle que tenga espacios para escuchar a los sindicatos de trabajadores, a los gremios profesionales, a los familiares de los presos políticos, pero también de víctimas de violaciones a los Derechos Humanos, a los grupos ambientalistas que han denunciado el Arco Minero, a las ONG’s defensoras de los DDHH, a los medios de comunicación que hoy son víctimas de censura y persecución, a los partidos políticos de la oposición venezolana, a los diputados de la Asamblea Nacional Legitima del año 2015, en fin, a los sectores de una Venezuela que clama el derecho a poder elegir en libertad y en democracia», le recomendó.
Por último, manifestó que Colombia es una «pieza fundamental» en el «proceso de conquista de derechos de nuestro pueblo venezolano» por medio de una elección libre que permita recuperar la democracia.