Contrario a lo que había anunciado el ministro de Comunicación, Freddy Ñáñez, Nicolás Maduro no asistió a la Asamblea General de la ONU, sino que en su lugar habló el canciller chavista, Carlos Faría, ante un auditorio prácticamente vacío.
Faría leyó una carta enviada por Maduro en la que nuevamente denunció las sanciones internacionales y aseguró que la migración venezolana, que ya alcanza 6,8 millones de personas, es «inducida».
Insólitamente, Faría mintió al asegurar que el 60% de los migrantes venezolanos han retornado a Venezuela, contrario a las cifras de la propia ONU que reportan un aumento de la diáspora.
«La migración inducida, de la cual hacen alarde los medios de comunicación con fines políticos y propagandísticos, quienes lo han propiciado y aupado con promesas falsas y bloqueo de sus condiciones de vida. Nada se dice acerca del 60% de la población venezolana que emigró, que ha retornado voluntariamente al país, huyendo de las condiciones de esclavitud y explotación, así como de los malos tratos y de la persecución de la que son objeto en muchos países del mundo«, afirmó, sin mostrar pruebas.
«Imponiendo su relato falso nos acusan de ser una dictadura y un estado fallido para ocultarle al mundo la verdad», dijo Faría, al destacar que en los últimos 22 años en Venezuela se han realizado cerca de una treintena de elecciones.
«El imperialismo viene empleando fallidamente e ilegal el método de cambio de régimen, han propiciado intentos de magnicidio, de invasión, han creado movimiento sediciosos contra la Constitución y hasta han inventado un gobierno paralelo ficticio que rayó en lo ridículo. En lo económico pocos saben que sobre este pequeño pero digno país pesan 913 sanciones ilegales», destacó.
Faría calificó estas sanciones como «crímenes de lesa humanidad», justamente la misma semana en que la Misión Internacional Independiente de Determinación de Hechos de la ONU publicó su tercer informe en el que concluye que Maduro orquestó una maquinaria represiva para torturar a los disidentes con el objetivo de mantenerse en el poder.
En su discurso, Faría aprovechó para defender al régimen de Vladimir Putin y pedir que se levanten las sanciones impuestas contra Rusia por la Guerra en Ucrania. También abogó por Cuba y pidió el fin del «bloqueo».