Cientos de palmeros de Chacao, las antiguas cofradías venezolanas que datan de finales del siglo XVIII, terminaron este sábado la romería por el Parque Nacional El Ávila, de donde descendieron con palmas amarradas para celebrar el Domingo de Ramos de la Semana Santa.
«Lo logramos, con el favor de Dios, otro año más, Dios bendiga a todos los palmeros, lo logramos», celebraba uno de ellos.
José León, de 93 años de edad, tiene 86 de ellos participando en esta tradición, desde 1938, y aunque hoy presenta dificultades en su visión y para caminar, se siente agradecido de seguir vivo, lo que «más vale».
«Estamos todos reunidos, estamos todos en paz y vamos, con alegría, a llevar las palmas», expresó León, quien espera que esta actividad continúe «hasta que Dios quiera».
El alcalde de Chacao, Gustavo Duque, indicó a periodistas que participaron más de 350 palmeros en esta «tradición de más de 200 años que, lejos de perderse, se fortalece cada año».
«Estamos muy felices y muy orgullosos de que, un año más, podamos bajar la palma bendita», dijo el funcionario.
La tradición, seleccionada en 2019 en el registro de buenas prácticas de salvaguardia de la Unesco, data de la época colonial del país, cuando tuvo una epidemia de fiebre amarilla traída por esclavos africanos que mató a la mitad de la población.
Los campesinos y braceros, tras acabar la peste, acudieron al monte a buscar palmas para ofrecérselas a Dios todos los años en señal de agradecimiento y coincidiendo con el comienzo de la Semana Mayor o Semana Santa.
Las espigas de palmas son llevadas por las cofradías a la iglesia de la Plaza Bolívar de Chacao, el municipio caraqueño que acoge la tradición, en donde los fieles imitan lo que hicieron los habitantes de Jerusalén con Jesús en señal de alegría en vísperas de su Pasión y muerte en la cruz.
Este año, varias manifestaciones culturales acompañaron la bajada de los palmeros, entre ellas los ‘Diablos Danzantes de Yare’.
Con información de EFE