Las Conferencias Episcopales de Venezuela y Colombia emitieron un comunicado conjunto tras la reunión que sostuvieron con respecto al flujo migratorio hacia la selva del Darién, de quienes buscan alcanzar el «sueño americano» y arriesgar sus vidas en la ruta centroamericano hacia Estados Unidos.
Los obispos de Colombia y Venezuela afirmaron en el comunicado que “el flujo migratorio mixto en Urabá Darién continúa y sigue generando retos continuos para todos los actores. Los migrantes y refugiados forzados por la pobreza, los conflictos políticos y de violencia, se han visto obligados a salir de sus países de origen en búsqueda de mejores condiciones de vida y de oportunidades de futuro para sus familias”.
La agenda de dos días, concluyó con una reunión que sostuvo la Iglesia con el grupo Inter gerencial migratorios mixtos, donde se hicieron presentes la Defensoría del Pueblo, Migración Colombia, UNICEF, OIM (Organización Internacional de Migraciones), ACNUR (la agencia de la ONU para los migrantes), Cruz Roja Colombiana, Mercy Corps y WORLD VISION.
Los temas tratados fueron la caracterización de la última ola de migrantes que se realiza con la familia extensa, incluido niños, adolescentes y ancianos; la trata de personas; la explotación sexual y laboral; los niños y adolescentes migrantes sin acompañantes. Un punto que se resaltó fue el reconocerse como países receptores y de tránsito de migrantes.
Por la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV) se hicieron presentes Monseñor Jesús González de Zárate, Arzobispo de Cumaná y presidente de la CE Venezolana, Monseñor Mario Moronta, obispo de San Cristóbal y primer vicepresidente CEV. De la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) participaron Monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y presidente CEC, Mons. Omar Alberto Sánchez, Arzobispo de Popayán y vicepresidente CEC, Mons. Luis Manuel Ali, obispo auxiliar de Bogotá y secretario CEC y Mons. Juan Carlos Barreto, obispo de Soacha y presidente de la comisión episcopal de Pastoral Social.