Carlos Rodríguez es alma, corazón y vida de Navegantes del Magallanes. Él es la cuerda que mantiene al Buque sostenido a un muelle de esperanza y posibles tiempos mejores, aunque la tormenta no deje de azotar.
El de Valencia, ante su gente, en el Estadio José Bernardo Pérez, conectó un hit de oro en la novena entrada para dejar en el terreno a Caribes de Anzoátegui 3-2 y detener en cinco la cadena de derrotas de los filibusteros. Una bocanada de oxígeno que tiene grabada cada una de las letras del dinámico pelotero.
Rodríguez se aproximó al cajón de bateo con las bases llenas, luego de que el mánager de la Tribu, Morgan Ensberg, optara por darle boleto intencional al emergente Peter O’Brien con corredores en tercera y segunda base, y diferencia de una carrera en la pizarra.
En ese escenario, en un duelo de zurdo contra zurdo ante Gabriel Yánez, el héroe de la noche para los de casa empalmó un lanzamiento que dirigió hacia el jardín izquierdo, territorio desde donde Eduardo Díaz hizo malabares por unos breves, pero determinantes instantes, que fueron suficientes para que tanto Luis Suisbel, como Aeverson Arteaga, se engomaran para terminar el encuentro.
“Estaba tratando de conseguir un buen pitcheo para poder hacer swing. Por suerte, conecté ese envío hacia la banda contraria”, relató Rodríguez a la transmisión de Canal I, visiblemente emocionado. “Todos los juegos que podamos ganar de ahora en adelante son muy importantes. Le doy gracias a Dios por vivir momentos como estos”.
Tras la dramática definición, ahora el Magallanes tiene récord de 7-3 esta temporada cuando Rodríguez ha jugado, y balance de 23-23, si se cuenta su participación la campaña anterior. Muy diferente a la foja de 10-19 que registra el club desde la zafra pasada, cuando ha tenido que ausentarse.
“Es difícil cuando estamos en un slump colectivo. Pero siempre intentamos pasar la página rápido”, aseguró el jardinero. “Esta es la primera vez que dejo en el terreno a un equipo, y se sintió increíble. Mucho más estando acá en mi casa”.
El batazo de Rodríguez borró lo que pudo haber sido otro desenlace amargo para la Carabela, después que el campocorto Aeverson Arteaga incurriera en un error en tiro hacia la antesala, que permitió el avance desde la intermedia hasta el plato de Leonardo Reginatto en la parte alta del noveno episodio para, momentáneamente, darles ventaja a los aborígenes.
No obstante, el culmen de la velada comenzó a construirse con una base por bolas sacada por Suisbel, primer bateador del acto final, seguido por una pifia del parador en corto Leonel Valera ante un rodado de Arteaga, que desprendía olor a dobleplay. Todo eso, antes que José Peraza tocara de sacrificio hacia el tercer cojín, para mover con éxito a los corredores, y O’Brien tomara el turno en lugar de Ramón Cabrera, dejando el escenario servido a Rodríguez.
Stevie Ledesma fue el encargado de abrir por Magallanes, por primera vez en ese rol esta zafra, y supo responder a la confianza del alto mando. El derecho estadounidense transitó 4.0 innings en blanco, ponchó a cinco rivales y no caminó a ninguno.
Tras el importado, Deolis Guerra, Felipe Rivero y Wilking Rodríguez también sacaron ceros. Las únicas excepciones fueron Ángel Acevedo, quien permitió un jonrón solitario de Herlis Rodríguez en el sexto, y Anthony Vizcaya, que encajó la carrera sucia por la marfilada de Arteaga, luego de tolerar un doble de Reginatto.
Próximos juegos
Magallanes (8-8) se quedará en su hogar para recibir el jueves a Tiburones de La Guaira, con el derecho Edwar Colina sobre la loma, para su segunda apertura de la contienda.
Caribes (7-7), a su vez, viajará a Barquisimeto para enfrentarse a Cardenales de Lara, con Emerson Martínez en el montículo.
Con información de LVBP