Este miércoles 12 de octubre se cumple el primer año de la muerte del exministro de Defensa, Raúl Isaías Baduel, recluido en un centro de torturas del régimen de Nicolás Maduro y sin la atención médica que necesitaba.
La organización defensora de derechos humanos, Provea, presentó un informe que documenta los abusos de los que fue víctima Baduel durante el tiempo que estuvo en prisión, incluida una intervención quirúrgica a la que fue sometido en contra de la voluntad de sus familiares y abogados.
En rueda de prensa, la ONG denunció que esta operación médica clandestina marcó los últimos meses de vida de Baduel y lo acercó, lentamente, a la muerte.
Los detalles de la cirugía y sus consecuencias fueron relatados por familiares y abogados de Baduel y forman parte del informe “La muerte lenta de Baduel”, a través del cual Provea sistematizó las violaciones de derechos humanos que sufrió durante los casi 11 años que permaneció preso por razones políticas.
La operación se realizó el 23 de diciembre de 2020. Una de las afecciones más visibles que sufrió Baduel fue un abultamiento en la parte derecha del abdomen por una hernia inguinal.
“Raúl me dijo que el diagnóstico se lo hizo una médica que prestaba servicios para el Sebin llamada Ninoska Nieto, aproximadamente en agosto de 2020. En esa oportunidad, también le diagnosticó hiperplasia prostática. Esa médica recomendó una intervención quirúrgica urgente, para evitar mayores complicaciones”, contó Cruz María de Baduel, esposa del general.
Los familiares y la defensa hicieron las gestiones para que fuese operado en la Clínica Santa Sofía, en Caracas. Sin embargo, ese 23 de diciembre de 2020 fue sometido a la operación clandestina, a espaldas y en contra de las garantías que reclamaban el general, sus familiares y sus abogados.
Una operación en una carpa
Aproximadamente 20 funcionarios del Sebin, apertrechados con armas largas, trasladaron a Baduel en vehículos blindados al hospital militar Dr. Vicente Salías Sanoja, ubicado en la principal base militar de Caracas.
“La operación se realizó fuera del hospital en un quirófano instalado en una carpa, muy cerca de un basurero. De nada sirvió que Raúl pidiera explicaciones o que se resistiera. Él me contó que quien más lo maltrató fue el anestesiólogo, porque Raúl le pidió que fuera cuidadoso, pues él era hipertenso. Discutieron sobre colocarle anestesia general o anestesia local y eso fue lo último que recuerda Raúl del procedimiento… Quedó a merced de esos médicos en los cuales, obviamente, no confiaba”, denunció su viuda.
La intervención quirúrgica habría durado aproximadamente tres horas. El general contó a sus familiares y abogados que inmediatamente lo trasladaron de nuevo a La Tumba.
“No lo mantuvieron bajo observación durante un tiempo prudencial. Ni siquiera les importó que tuviera mucho dolor. Ya al mediodía de ese 23 de diciembre estaba de regreso en la misma celda que ocupaba en La Tumba, en la sede del Sebin de Plaza Venezuela. La operación implicó una incisión en el abdomen de unos 20 centímetros. No le suministraron ni un analgésico o lo esencial para que él mismo se hiciera las curas. En su celda no había agua y tenía que esperar que atendieran su llamado, a veces hasta media hora, para ir al baño y limpiarse la herida”, denunció Andreína Baduel, una de las hijas del general.
Transcurrieron cinco días después de la intervención quirúrgica hasta que a Baduel le permitieron la visita de un familiar; su esposa logró verlo el 29 de diciembre de 2020: “Cuando yo entré al Sebin, el impacto para mí fue horrible. Yo no sabía que lo habían operado. Tenía todo el cuerpo edematizado, parecía una nevera. Tenía los pies tan hinchados que no se podía calzar. El bulto en el abdomen permanecía intacto. ¿Qué le sacaron? ¿Realmente fueron esas dos pelotas de kilo y medio cada una u otra cosa? Él me decía que el dolor era insoportable, que sentía que le desordenaron los órganos abdominales”.
A pesar de las secuelas de la intervención quirúrgica a la cual fue sometido Baduel, la restricción de visitas aumentó durante los meses siguientes. Nayesca Baduel, otra de sus hijas, apenas pudo visitarlo el 2 de octubre de 2021, casi un año después.
Esa visita sería clave para atar cabos sobre el origen de las dolencias físicas del prisionero, pues Nayesca es enfermera, quizás la profesional de la salud en la que Baduel más podía confiar.
“Fue muy doloroso verlo totalmente edematizado: su rostro, las manos, todo su cuerpo. Es muy probable que él haya tenido insuficiencias renales y por eso la edematización generalizada. En La Tumba nunca atendieron esa afección (…) Ese día me relató muchos síntomas que comenzaron a aparecer luego de esa operación que se le practicó en diciembre de 2020. Yo en el fondo sabía que mi papá en cualquier momento podía fallecer«, expresó la hija.
Sobre el abultamiento en el abdomen producto de la hernia inguinal que, se supone, debió desaparecer con la intervención quirúrgica, la hija de Baduel precisó: “Allí estaba esa masa en la región abdominal, del lado donde le hicieron la incisión para hacer la exéresis. Yo pude palparla”.
El médico Vicente Dieguez Salinas
Cruz María de Baduel informó que su esposo le confirmó que el doctor Vicente Dieguez Salinas fue el médico que lo intervino quirúrgicamente el 23 de diciembre de 2020.
Vicente Dieguez Salinas se identifica como médico egresado de la Universidad de Carabobo en 1994, con post grado de Cirugía General y Urología, y Fellowship de Urología reconstructiva, de la Universidad de Río de Janeiro.
Trabajó en el Departamento de Urología del Hospital Domingo Luciani durante 19 años, y llegó a ocupar el cargo de jefe de esa dependencia. A la par, Dieguez Salinas ejercía la medicina en al menos dos clínicas privadas, y de una de ellas (Clínica Urológica José Gregorio Hernández, ubicada en el centro comercial Daymar, en Guatire) era de su propiedad.
En febrero de 2018, las FAES allanaron una de las clínicas de Dieguez Salinas, donde encontraron medicamentos e insumos que pertenecían al Hospital Dongo Luciani. Fue detenido, imputado y permaneció preso nueve meses. Ese episodio de presunta corrupción quedaría en el olvido.
En enero de 2020, Dieguez Salinas fue designado coordinador de un programa de salud del Ministerio de Asuntos Penitenciarios. Además, Dieguez Salinas conducía dos programas semanales: Cita con los doctores, transmitido por la televisora TVES, y Rumbo a tu salud, transmitido por Radio Rumbos.
A pesar de la visibilidad de Dieguez Salinas, nada trascendió públicamente sobre los servicios que habría prestado al Sebin y mucho menos de la supuesta asistencia médica a los reclusos de La Tumba, entre ellos Baduel.
Actualmente Dieguez Salinas vive en España, luego de irse de Venezuela. Provea intentó contactarlo, pero no respondió a las preguntas que le formuló la ONG.
La enfermera e hija del general, Nayesca Baduel, confirmó que la intervención quirúrgica que le realizaron a su padre fue apresurada y que no le brindaron un adecuado seguimiento postoperatorio: “El médico que dio el alta no fue Vicente Dieguez, quien dirigió la intervención quirúrgica, según me confirmó mi papá; le dio de alta un teniente, un hombre joven que estaba muy nervioso, porque se le exigía que el retorno a La Tumba se realizara lo antes posible”.
Muerte junto a su hijo
A finales de septiembre de 2021, Baduel fue trasladado al Helicoide y recluido en la misma celda donde estaban su hijo Josnars Adolfo Baduel Oyoque y el capitán Juan Carlos Caguaripano.
El 12 de octubre de 2021, a las 6:28 pm, el fiscal general chavista, Tarek William Saab, informó vía Twitter que el ex ministro de la Defensa Raúl Isaías Baduel había muerto por un paro cardiorespiratorio derivado de la COVID-19: “mientras se le aplicaban los cuidados médicos correspondientes y recibido la primera dosis de la vacuna”.
Aproximadamente una hora después, los custodios del Helicoide le permitieron a Josnars Adolfo Baduel una llamada telefónica para confirmarle al resto de la familia que su padre había fallecido, que había fallecido en sus brazos e implorando asistencia médica.
La versión oficial de la causa de la muerte de Baduel fue desmentida por sus familiares: tanto que el general hubiera contraído el coronavirus como que hubiese recibido atención médica adecuada y oportuna.
“¿Cómo se explica que una persona sometida a aislamiento haya contraído el virus? Si mi papá tenía COVID-19, ¿cómo se explica que mi hermano Josnars Adolfo y el capitán Caguaripano, que estuvieron en la misma celda con él durante casi dos semanas no se contagiaron?; ¿cómo se explica que yo, que lo abracé y lo besé diez días antes de su muerte, tampoco me haya contagiado?”, pregunta Margareth Baduel.
Sin embargo, los funcionarios encargados de hacer la autopsia al cadáver de Baduel insistieron en que el fallecimiento fue causado por complicaciones respiratorias y vasculares.
El 14 de octubre de 2021, la misión de las Naciones Unidas encargada de determinar las violaciones de derechos humanos en Venezuela solicitó la apertura de una averiguación “exhaustiva, transparente e independiente sobre la causa de la muerte y que compartan los resultados con la familia del General Baduel, en cumplimiento del deber del Estado de garantizar el derecho a la verdad y siguiendo el Protocolo de Minnesota”.
Formalmente, el Ministerio Público abrió una averiguación, la cual quedó a cargo del fiscal 94° Renny Amundaraín, pero los familiares no han sido informados sobre el más mínimo avance.